Los defensores de la austeridad presentan reticencias a los dictados
de la justicia europea para terminar con la ley del más fuerte. Sólo creen en
la estabilidad procurada por las manos fuertes del mercado. Esas que nunca
consienten el mercado libre de sus manos.
Tras la Sentencia del TJUE sobre el proceso hipotecario
español el discurso del miedo a la inseguridad jurídica y la restricción de la
oferta hipotecaria futura no se hecho esperar, pero ya no se sostiene. En
solitario lo hace Asociación Hipotecaria Española, dado que hasta la Asociación
Española de la Banca ha saludado la Sentencia como razonable.
Se especula también sobre la obligatoriedad de la Sentencia
del Tribunal de la UE. Y la duda no ha de caber.
El TJUE ha establecido en el asunto C-415/11 que deben
existir posibilidades reales de defensa del ejecutado para que pueda discutir
la legalidad de la hipoteca durante el proceso que lo desahucia, porque de lo
contrario no se respeta, dice el Tribunal, la Directiva 93/13/CEE que regula
las clausulas abusivas en los contratos con consumidores.
En el proceso hipotecario español, según el TJUE, tiene que
darse la oportunidad de discutir la legalidad del contrato hipotecario, porque
ese proceso concede a la hipoteca el mismo o mayor rango que una Sentencia
judicial. Con fuerza para poder lanzarnos de la vivienda, quitarnos su
propiedad y exigirnos una monumental deuda establecida por tasadoras impuestas
por el Banco.
Y sobre dicho debate procesal el Tribunal español debe decidir
conforme a los criterios que establece el Tribunal de la UE en esta Sentencia,
ya histórica, so pena de vulnerar la Ley española. Porque la Directiva
93/13/CEE, es Ley española desde el año 1996, a los tres años de su entrada en
vigor.
2,5 veces el interés legal del dinero es el tipo de interés
que establece la Ley española, si no hubiera un contrato firmado, como interés
de demora máximo. Y es éste el criterio que establece el Tribunal, atender a lo
que dice la Ley en las materias que el Banco regula en el contrato hipotecario
para comprobar si éste respeta la Ley. Tampoco cabe tasar las costas en el
contrato, sino ante el Tribunal.
El vencimiento de todo el préstamo por impagos puntuales no
es aceptable cuando el incumplimiento no es grave, y no se establecen opciones
para rehabilitar el préstamo. Alzar de uno a tres impagos la posibilidad de dar
por vencido todo el préstamo, como pretende el Gobierno, es una broma de mal
gusto que persevera en la misma visión del mercado hipotecario que el TJUE ha
condenado.
Cabe que nos preguntemos si la burbuja inmobiliaria española
se hubiera convertido en ese mastodóntico zeppelin que se ha estrellado en
nuestro suelo, sin la inestimable ayuda del mercado hipotecario español. Fundando
en bases decimonónicas, de imposición y cuasi-esclavitud financiera perpetua
sobre alguien al que se llama deudor, en lugar de consumidor. Un mercado
hipotecario que se ha lanzado en nuestro pasado reciente a regar de dinero
cualquier demanda por descabellada que fuera, por ese exceso de seguridad
jurídica del que ha disfrutado.
La restricción de la oferta hipotecaria que se esgrime para
no reformar ya no es creíble. Porque ahora se presenta como necesaria la revisión
de las bases del mercado hipotecario e inmobiliario, atendiendo a otras voces
distintas al sector financiero y a las mastodónticas concursadas del G-14.
Todas aquellas que con impecable aspecto, serena y ponderadamente, nos han
acompañado y jaleado en el camino hacia este monumental desastre en la planificación
estratégica de la economía y las finanzas españolas. Estrategias convencidas susurradas
al oído de nuestra clase política en desayunos informativos, y vespertinas
conferencias desnudas de razones, pero llenas de argumentos.
La Europa de primera ha organizado de otro modo el mercado
hipotecario, partiendo de la idea de que dejar la casa que quisimos comprar es
suceso tan grave, que no puede caber más que ante un imponderable, ni querido
ni buscado, y a evitar por todo medio. Europa presenta otras soluciones legales
y procedimentales para las hipotecas impagadas, con equilibrio entre la
satisfacción del crédito impagado y la rehabilitación del entorno familiar
afectado que se esfuerce en ello, eso sí, porque los ciudadanos mereciendo tal
nombre son futuros activos de una sociedad que también lo merece.
Tal vez por esto en Europa, no se hunde el mercado
hipotecario, pero lo que es más importante, no se hunde la sociedad, y la
nuestra...se resiste a permanecer impasible en su hundimiento, y con su pelea ha
logrado una victoria. Pequeña, pero victoria.